Con motivo de las fiestas patrias...

Mi señor México.

-Venga en paz señor, sí usted amigo sabio y viejo, venga rápido que afuera llueve a cántaros, afuera la ignorancia se lo come rápidamente, pase, vamos rápido por un buen café, de esos fuertes, pa´que se despierte, entre, que le preparo un taco pal hambre que esta de perros, venga, entre a deleitarme con su vida poética, acérquese vagabundo de almas, heredero de países mortales.
Rápido, por aquí esta mi puerta, entre primero viejo amigo, pase que le recuerdo que es ser mexicano, pase hombre, esperaba más, usted primero, tómese un tiempo, dese cuenta que mi casa es su casa.
Venga, cámbiese que le preparé un atuendo, apúrese pues, que he comprado unos tamales. Ya que acabó venga hombre sabio, que el champurrado no se hace esperar.
Hay viejo amigo, lo pensé a usted perdido en las entrañas de mi espíritu, que bueno que le veo, hombre sabio y minimalista, pues que la abundancia junto al hedonismo han puesto pies en mi suelo, y que si no estaba usted para defenderme, me he dejado succionar por los deseos ínfimos de la materia humana. Oléi diría la madre patria, que ahora que le encuentro deje le platico la situación, verá usted mucho anuncio, mucha lana, pero todo esta peor amigo mío, que me encuentro desolado y empobrecido por la húmeda mentira y la fría corrupción de un sistema hace mucho ya muerto.
Ya ni se le extraña, hablo por los que viven en mí, no por mi, pero si una cosa ya no es necesaria es usted Don, que la juventud lo desconoce y le ataca, ya veo por que no le he visto mi amigo, que los hombres maduros han aprendido a la frialdad del materialismo y la falsa idea de globalización. Y ni se preocupe que asi como estamos nos las arreglamos sin usted.
Y ahora lo más doloroso querido amigo, pero lo necesario es que usted muera en la hoguera, no no, acepte que mis entrañas no son las mismas desde que usted, mi Don, partió, ya hace mucho que somos otra cosa, de usted solo nos queda el apodo.
-Mucho gusto verle pues México, que no he de morir, pues asi con lealtad a mi nombre, viviré a la eternidad.
-Sabemos los dos eso no es cierto, pero como los enemigos que ahora somos, se merece una buena despedida. Hasta luego, viejo amigo Esperanza... 



Frank -!-

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