¿Qué hubo dentro del relámpago?

La lluvia que cae hace a los perros ladrar, mojados, tratan de protegerse de el líquido vital.
La ciudad se inunda, no hay falla. Será un lago de nuevo.
Relámpagos, como enviados del cielo, caen a la tierra, acabando con todo lo que se encuentra a su paso.
Un niño, calvo, sereno, con una túnica larga y negra, camina sobre el agua, levita a centímetros del suelo. De momentos decide bajar y el agua se abre a sus pies, como repelida, asustada por la magnitud de la simpleza en el semblante de aquél singular muchacho.
Ojos grandes grises y labios finos, nariz redonda y curva. Las gotas de lluvia se detenían y regresaban al cielo a su paso. Una capa de milímetros, invisible.

Un relámpago singularmente grueso y brillante cae. Una casa, reducida a cenizas.
Otro, otro, varios más. Cada una más grande y devastador que al anterior.

Dentro de un relámpago se ve la silueta de un infante. Una sonrisa visible.

Lucifer, el bello, mantiene la calma mientras ve bajar a el ejército de su enemigo.
Toma su recién otorgado tridente que sale de una grieta en el suelo. No sabe dónde está Belcebú. Esta batalla la peleará solo.
Cierra los ojos, empieza a crecer adquiriendo cabello dorado y musculatura sobrehumana, ojos con pupilas moradas y una nariz fina y perfecta. Escamas negras con tintes dorados salen de sus harapos y forman una armadura de estilo antiguo. Un chaleco que reflejaba su tono de piel casi blanco, pulsos de cuero que se hacen negros salen de sus antebrazos. Una faldilla escamada crece de su cintura hasta los muslos, y de sus pies se crean botas negras de metal negro y dorado.
Es todo mate. Un negro como un abismo. Se aferra al instrumento rojo en espera de los ángeles de Dios.
Una luz y humo blanco caen del cielo. Un grito atronador. Los humanos sobrevivirán. Pero esta batalla se hará leyenda.

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