Taladrante

Así que ahí estábamos, tratando de redactar las diferencias entre el cielo y el infierno, los ángeles y los demonios, aquél Dios y aquél Luzbel.
Intercambiamos mucho para estar aquí; dimos un par de plumas insignificantes, sí, pero también dimos la felicidad.
Ahora la melancolía forma mucha parte del entorno de este bosque, los cánticos de aquéllos pajaritos se convierten en ligeros pero taladrantes sollozos, como una pequeña aguja en un zapato.
Y si, también traje la guitarra, así que, componiendo vamos, componiendo de todo y nada ¿Sabes? Algo de esto, de aquéllo, pero siempre está esa nota triste, pequeña insolente que nos arruina la armonía y nos obliga a buscar caminos no tan directos a través del río. No tan directos a través del fuego.
El viento  aquí es algo hermoso. Algo digno de ser dignificado, honrado y alabado.
Sólo me faltó el amén. Pero es cierto. Lo necesito, ese viento silencioso y taladrante, esos cánticos, silenciosos y taladrantes. Esa compañía tuya tan difícil, tan silenciosa...
Silenciosa y taladrante.

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