Levitándome

Hazme levitar suavemente, sobre flores que asemejen a tus labios. Sobre mares que asemejen tu pelo, encima de colinas como mil narices tuyas y a través de infinitas nebulosas, que aunque parecidas, nunca igualaran el brillo de tus ojos, cuando les de de lleno la luz del sol.
Déjate ser de éste con pies de barro, atados a la tierra, si no por placer hazlo por mera curiosidad, por mera lástima, que tú eres lo único que me hace sentir que vuelo.
Y si te dejas... te haré levitar suavemente sobre mi cabeza, envuelta en un tutú de todos los colores, que se refleje bajo la Luna e impregne el cielo de un arcoíris obscuro.
Te haré levitar sobre olas que asemejen mis brazos, y cordilleras que tu sabrás que son mi columna vertebral... sobre bosques que sean como mis cejas, entre profundos abismos, mis ojos viendo a los tuyos.
Y al final, levitaremos como uno solo, como una sola, los dos hechos una cosa, desnudos de falacias y vanidades, atravesando un viento que nos recuerde a la seda, cayendo en nubes de almohadas. Viajando por todo el mundo sin movernos tanto, sólo esperando y observando... atentos a nuestros ojos, atentos a nuestras vidas.
Siendo al final lo más importante, los dos solos, lo único importante los dos juntos, todo lo que importe los dos en un abrazo.

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