La parte difícil.

¿Cómo es que respiras bajo esa eterna ilusión de que nada es inusual?
¿Está acaso tan seguro el cielo azul, sobre tus ojos?
Estarán tus manos tan arraigadas al extremo de tus muñecas...
De súbito lo sabes, pues despierto, cómo todo lo que se atreve a ocurrir es en realidad un único y azaroso evento.

En un instante, lo ves, pues los ojos están abiertos. 
La mentira de los párpados es ya un recuerdo.

Somos siempre cual humo de colores, latentes, 
cambiantes al pestañeo. Traviesos. 
Negados a la repetición. Jurados a la aleatoriedad. 
Esclavizados a aquella dulce singularidad entrópica. 

Y esa es la parte fácil de morir.
Y esa es la parte difícil de vivir.

Comentarios

Entradas populares