Canción de sombrilla o huida.



A veces me frustran con su fama,
falsas alas, doradas, fugaces;
Cuando en mis almas de ámbar se plasma
la corona  hueca de esas aves.


volantes en hilo de caña,
van planeando al abismo de siempre,
es su marca el azar de las masas,
me provoca volverme creyente.


Dios, de la cámara fiel de mi mente,
cierra, la lente, inclemente, 
vuélveme niño inocente.
Hazme invidente a las cosas de frente:

A cualquier historia decente,
a cualquier movimiento inerte,
a cualquier melodía prudente
a cualquier cadáver viviente.
Hazme oler en el fango  vainilla.
En los campos de estiércol la brisa.
Haz del pan putrefacto delicia.
Y el dolor de mi carne sonrisa.


En cuanto a los pájaros de siempre,
si la súplica ha sido cumplida,
dejarán una estampa latente,
de una persecución sin salida.



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